Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo Misterios

Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo Misterios

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La Doncella dijo a Santa Brígida de Suecia: «Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos.

Su súplica de paciencia a Dios se refleja en esta Humor: “Les acertaré cuanto pidan, siempre que no se oponga a la adorable voluntad de mi Divino Hijo ni a la santificación de sus almas”.

4. «Les toparé cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas.»

Para rezar cada individualidad de los dolores, se puede seguir el rezo del Rosario de los Siete Dolores de la Casto, que consiste en meditar en cada dolor mientras se recitan Avemarías y Padrenuestros.

Como se puso de pie a los pies de la cruz, traspasada por la espada del dolor, mirando los Luceros de su hijo.

Los siete dolores de la Casto María son momentos de profundo sufrimiento que experimentó durante la vida de Jesús. Estos dolores son:

Estos representan los siete momentos culminantes de los dolores de la Virgen. Y se han representado esos siete dolores, con siete espadas que traspasan el corazón de Nuestra Madre.

“Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos.

Fray Nelson Medina, dominico Doctor en Teología, compartió en su cuenta de YouTube un video en 2020 en el que invita a los católicos a recordar que el dolor de la Madre de Jehová al ver a su Hijo en la Cruz va más allá del sufrimiento por sus dolores físicos.

Los que lloran las propias caídas o los pecados del mundo; los que aceptan las penas como medio de purificación de sus pecados; los que se imponen penitencias para formar su alma en el dolor; los que sufren persecución y dolores por causa del reino de Jehová y de su extensión; los que pasan sequedades, tribulaciones con paz; los que gimen por el amor de Dios y por el cielo; todos estos son los que derraman lágrimas que, en sentido evangélico, pueden llamarse bienaventuradas y por lo tanto recibirán divina consolación.

Señor mío Jesús, yo te saludo en honra y reverencia del dolor que padeció mi SeñAhora la Casto María cuando te vio cargado con el infame madero de la Cruz yendo dócil al suplicio; por este dolor te pido las virtudes que por el pecado perdí.

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Origen del amor eterno, por la soledad en que quedaste al dejar el Cuerpo de tu Divino Hijo en el sepulcro, haz que siempre los tenga a Jesús y a Ti por compañía, que no me olvide que estamos de paso en este mundo y que comprenda que solo muriendo a mi mismo es que resucitaré a la Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo vida eterna.

Santa Brígida todavía dice que la Inexplorado le dijo que hay gracias adicionales a aquellos que meditan diariamente sobre sus dolores.